miércoles, 27 de mayo de 2009

El Origen De Los Organismos

En el proceso de la formación de la Tierra debieron formarse en las aguas del océano primitivo substancias orgánicas muy complejas y diversas, semejantes a las que constituyen los actuales organismos vivos. Pero entre estos últimos y la simple solución acuosa de substancias orgánicas hay, naturalmente, una gran diferencia.

La base de todo organismo vegetal o animal, la base de los cuerpos de los diversos hongos, bacterias, amibas y otros organismos muy simples es el protoplasma, el substrato material en el que se desarrollan los fenómenos vitales. En su aspecto exterior, el protoplasma es una masa viscosa semilíquida de color grisáceo, en cuya composición además del agua , entran principalmente proteínas y otras varias substancias orgánicas y sales inorgánicas .Pero no se trata de una simple mezcla de estas substancias. El protoplasma posee una organización muy compleja. Esta organización se manifiesta, en primer lugar, en una determinada estructura, en cierta disposición espacial recíproca de las partículas que integran las substancias del protoplasma, y, en segundo lugar, en una determinada armonía , en cierto orden y en cierta regularidad de los procesos físicos y químicos que tienen lugar en él.

Por consiguiente, la materia viva está representada en la actualidad por organismos, por sistemas individuales que poseen determinada forma una sutil estructura interior u organización. Nada semejante pudo existir, como es natural, en las aguas de ese océano primitivo cuya historia hemos examinados en el capítulo anterior. El estudio de diversas soluciones, entre ellas las de substancias orgánicas, muestran que en ellas las distintas partículas están distribuidas de un modo más o menos regular por todo el volumen del disolvente, hallándose en constante y desordenado movimiento.

La formación de la Tierra tuvo lugar hace 4,6 eones, pero su superficie se habría tornado menos inhóspita para la acumulación de compuestos orgánicos hace entre 4,2 y 4 eones. De manera tal que la vida, en su forma más primitiva, podría haber necesitado para surgir incluso menos de 0,4 eones, un tiempo muy breve en términos del calendario geológico.